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«Caso Asunta»

Los acusados se fían a la falta de un móvil consistente y a cabos sueltos

Las defensas aprovecharon los alegatos finales para abrazarse a las lagunas de la investigación y sembrar así la duda

Los acusados se fían a la falta de un móvil consistente y a cabos sueltos m. muñiz

p. abet

Pese a que las pruebas contra sus clientes difieren, las defensas de los padres de Asunta Basterra aprovecharon su alegato final para inocular una misma idea en el jurado encargado de dictar veredicto: ante la duda, mejor un culpable en la calle que un inocente en la cárcel. El punto de partida de los dos letrados fue común y apela directamente a la responsabilidad de los ciudadanos del tribunal. Los mismos que ayer, durante cerca de seis horas, escucharon pacientes las conclusiones finales de una y otra parte, colofón a más de tres semanas de juicio. La presunta torpeza de los dos acusados —que según las acusaciones abandonaron las cuerdas junto al cuerpo y ensayaron varias veces la sedación de su hija— no le encaja a los letrados de la defensa, que llegaron a ironizar con estos hechos . «Que alguien ate a la niña, la desate y deje las cuerdas en las inmediaciones del lugar raya la subnormalidad » espetó el letrado de Rosario Porto ante el tribunal con el fin último de justificar que su defendida no estuvo, tal y como sostiene la tesis fiscal , en la pista donde abandonaron el cadáver de Asunta Basterra.

Para argumentar sus palabras, José Luis Gutiérrez Aranguren se abrazó a uno de los puntos flacos de la instrucción del caso . «¿Cómo trasladó Rosario Porto el cuerpo de la menor a la pista?» preguntó al tribunal. En su afán por desmontar el relato de los hechos de las acusaciones, el penalista recordó la endeble envergadura de su clienta y que los agentes no encontraron marcas de arrastre ni en la casa, ni en la carretera. Llegado a este punto, Aranguren dio un paso adelante y se preguntó qué ganaría su defendida con quitarse a la niña del medio . «Si le estorbaba la podría haber mandado a un internado o le podría haber cedido la custodia a su padre . Pero un plan común... ¿Ustedes imaginan mejor manera de recuperar a la pareja que matando a una hija? Claro, es lo que se hace siempre...» satirizó restando verosimilitud a la versión tejida por el fiscal y la acusación particular.

A favor de la madre de Asunta, el abogado también recordó que en los pañuelos que apuntan como arma del crimen había ADN de la madre y de la hija, pero no sangre. Y desempolvó en la mente de los jurados la fotografía de la autopsia en la que se apreciaba una fosa nasal con restos de sangrado.

«No hubo un plan común»

Las dificultades de las acusaciones para articular un móvil contundente también fueron aprovechadas por la defensa de Alfonso Basterra , que sostuvo que no hubo un plan acordado y puso en tela de juicio que Porto «fuese tan poco lista» como para aceptar que se le encargue la parte más complicada del crimen a la persona más débil. Es decir, la asfixia y el posterior traslado del cuerpo desde la finca hasta la pista . Consciente de que las horas y la falta de pruebas para ubicar a su defendido en la escena del crimen son viento a favor, Belén Hospido tiró de retranca y afirmó que «si uno pasa la tarde en su casa, generalmente, no se lo radia al vecino para tener una coartada» .

Sin ningún indicio que sitúe al padre de Asunta en Teo, su abogada encaró la prueba definitiva por la que Basterra ha pasado los dos últimos años encarcelado: la compra de los orfidales. La letrada defendió que el padre de Asunta los adquirió para su exmujer y echó mano de la calculadora para relevar un dato hasta ayer desconocido. Durante el proceso se confirmó que Alfonso Basterra adquirió tres cajas de este medicamento con un total de 125 orfidales. Si Rosario Porto cumplió con el tratamiento indicado por su psiquiatra, debió ingerir entre el 30 de julio y el día del crimen 101 pastillas, atendiendo a la posología recetada. «Las 24 restantes las recogieron los agentes de manos de Basterra cuando él se las entregó en el calabozo de la Guardia Civil tras la detención de su exmujer. Entonces, ¿de dónde salieron los más de 27 orfidales que consumió Asunta Basterra el día que falleció?», dejó en el aire la letrada.

El caso Wanninkhof, a escena

Sabedor de que las pruebas expuestas durante el juicio salpican más a Rosario Porto que a su exmarido, el abogado de la madre sacó a colación la condena errada por la que Dolores Vázquez pasó 579 días en prisión acusada de la muerte de Rocío Wanninkhof. Y pidió tiempo al jurado para que valoren su decisión con calma. «La propia Asunta merece una atención especial, no sometida a los rigores del reloj», les dijo. Ni Porto ni Basterra quisieron hacer uso ayer de su turno de palabra , una inesperada negativa que puso fin a la vista oral. El lunes por la mañana, los nueve jurados serán aislados y arrancará su deliberación . El futuro de los acusados por el asesinato de su hija dependerá de esta decisión, para la que no hay fecha fijada.

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